"Poker face", "Paparazzi", "Bad romance", "Alejandro", son algunos de los títulos de las canciones de esta cantante norteamericana. Convertida en una megaestrella de la música pop, Lady Gaga acapara la atención del mundo entero por sus atuendos, por sus escándalos, y por su música.
Fue compositora de artistas como los New Kids on the block y Britney Spears, sin embargo, decidió lanzarse como cantante independiente y le ha ido mejor que bien. Una artista controvertida por sus vestidos, por sus shows en el escenario, y por su música. Sin lugar a dudas, este último aspecto es el más llamativo de Lady Gaga, cuyo verdadero nombre es Stefani Joanne Angelina Germanotta, ya que es pegagosa, rítmica, y alentadora, si es que esto último se pueda decir así.
Llena estadios completos, ha vendido millones de discos, y sus videos en Youtube son de los más vistos en la Internet. Todo un éxito comercial. Sin embargo, y a pesar del fenómeno que representa su imagen y su estilo, Lady Gaga representa el nuevo prototipo del héroe global, aquel que escandaliza pero que también divierte y que causa admiración. Las canciones de Lady Gaga son brillantes, generan cierto entusiasmo en el oyente, divierten, y producen una sensación de "querer más".
La música es un hipnotizante, modula conductas y hasta genera actitudes, la actitud Lady Gaga es la de la extroversión, la de la rebeldía contenida, y la del "bizarrismo arrogante". Lady Gaga dice que ella siempre ha sido famosa pero que hasta ahora es muy conocida, por eso digo que su actitud es arrogante, y por eso digo que genera arrogancia con su estilo.
Es una belleza rara, no podemos decir que sea una mujer fea, pero tampoco encaja en el prototipo de la chica bella y sexy que canta. Lady Gaga es bella a su manera, a su manera bizarra, llena de vestidos extravagantes y complejos que la sumergen en una visión barroca neopop del siglo XXI.
"Cara de póker" su canción más famosa, llama la atención por su estilo discotequero, pero no es un estilo discotequero de los años 70s u 80s sino que es un nuevo estilo de discoteca, el de la discoteca displicente, el de la discoteca juguetona, el de la discoteca miedosa. "Poker face" genera miedo, miedo al cambio, miedo a nuevos ritmos con los que nunca hemos lidiado, y si a esto le sumamos escuchar "Paparazzi" quedamos más desconcertados y asustados. Porque Lady Gaga asusta a las personas de mi generación, a los que escuchamos cuando éramos niños a Michael Jackson y a Madonna, que eran amistosos y predecibles, pero Lady Gaga no es amistosa ni predecible, es desapegada e indiferente, y muy poco predecible.
Para el nuevo oyente Lady Gaga es un símbolo, el del nuevo arte, el del nuevo arte barroco pop siglo XXI, la artista global por excelencia, eso es Lady Gaga, a quien hemos visto darle la mano a la reina Isabel prácticamente disfrazada. Pero cuando le dio la mano a la soberana del Reino Unido se veía espléndida, se veía elegante, pero se veía como una mortal más al lado de la casi inmortal reina de los ingleses.
La señora Gaga, un apodo en homenaje a otro cantante arrogante y displicente como lo era Freddie Mercury, el de Queen, otro símbolo del nuevo rock culto, del nuevo rock brillante y disciplinado. Lady Gaga es disciplinana, dicen sus empleados, trabaja mucho, y esto está bien, hace dietas para verse bonita en los conciertos donde aparece casi que empelota.
Confieso que soy fan de Lady Gaga, me gustaría hablar con ella así fuera un minuto, para que me apabulle con su cara de póker, y me deje humillado como un paparazzi al que sacan de un lugar por tomar fotos sin permiso. Su música humilla, por lo espectacular, oímos sus canciones para sentirnos bien pero en el fondo nos sentimos mal porque sabemos que toda música cesa, y que lo último que queda es el silencio.
Allí es donde gana Lady Gaga, en el final de su música, porque sólo queda silencio. El objetivo de toda música debe ser el de imitar el silencio, y eso sólo lo han logrado muy pocos, tal vez Bach. Y al final quedamos humillados, Lady Gaga nos humilla al final de sus videos, nos dice que es bella a su manera, que no le importa nuestra opinión, que no le importa nuestro rígido concepto de belleza, y que no tiene límites para su arte, y que nos puede agredir con su concepto de arte.
Lady Gaga es la nueva artista global por excelencia, es la representación musical que le da la bienvenida al siglo XXI, es la banda sonora del siglo XXI. No se puede comparar con otros artistas porque no hay punto de comparación, sólo nos puede gustar o no, pero ya. Lady Gaga seguirá burlándose de nosotros, los psicorígidos, y pondrá todo su talento al servicio del show agresivo y sensual. Sí para eso debe hacer dietas y trabajar mucho, estamos complacidos, porque nos complace su éxito atrevido y desconcertante, nos complace su extroversión atípica, y nos plantea un reto: ser más que ella, algo imposible, porque estamos llenos de miedo escénico, llenos de miedo a la vida, llenos de miedo al qué dirán.
Lady Gaga, la señora del nuevo pop barroco del siglo XXI, la artista global, la megaestrella de la controversia, la chica que ya era famosa pero que ahora es conocida, eso es ella, y ¿Qué tiene? Tiene magia de masas, tiene magia de multitudes, tiene magia de seguidores, sus fans le dan la magia, y ella devuelve con indiferencia e irreverencia, es un símbolo de algo que murió y de algo que está naciendo, es la nueva estrella de algo, ya veremos de qué.
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