La señora Rosa Elvira Cely, de 35 años de edad, fue encontrada desnuda en horas de la madrugada en el Parque Nacional de Bogotá. Un equipo de bomberos la encontró en condiciones horripilantes: había sido violada, torturada, y empalada. La llevaron a un hospital del sur de la ciudad, donde murió días después. Por los mismos días, un niño fue víctima de un ataque con ácido en la cara, y como si fuera poco una semana antes había estallado una bombá en Bogotá que dejó dos muertos y decenas de heridos en la capital colombiana. Casi a diario, los colombianos nos sorprendemos con este tipo de noticias, que nos llenan de indignación, de vergüenza, y de horror. Colombia es un país agobiado por la violencia desde hace muchas décadas, por violencia política, por violencia terrorista, por violencia delincuencial, y por violencia ciudadana. Nuestro país no ha vivido un día de paz en muchos años, podríamos decir que en siglos. Sin embargo, más preocupante que el drama de la violencia, o de la pobreza, es el drama de la degradación moral de nuestra sociedad. Los valores de nuestro país se encuentran trastocados, lo que es bueno se presenta como malo, y lo que es malo se presenta como bueno. La corrupción y sus escándalos son pan nuestro de cada día en Colombia, los dineros públicos caen en manos de gente inescrupulosa, y la salud, la educación, la vivienda, las obras públicas, la justicia, se ven perjudicados por los "torcidos" o negocios sucios que llevan estos recursos a unos pocos bolsillos de avispados. Uno de los peores escándalos que ha soportado Colombia es el de los hermanos Nule, quienes supuestamente se aprovecharon de los pagos de anticipos en los contratos de obras públicas para sus fines particulares. Los hermanos Nule compraron - presuntamente- costosos automóviles, apartamentos, viajes en aviones privados, joyas, etc, etc, etc. En una entrevista, uno de los señores Nule admitía con sangre fría: "La corrupción es inherente a las sociedades". Mejor dicho, los Nule no se inventaron la corrupción, y como no se la inventaron, pues, siguieron la corriente, esto es: ¿Para dónde va Vicente? Para donde va la gente; o mejor dicho, como todo el mundo lo hace yo lo hago, no soy bobo.
La cultura del avispado impera en Colombia; el problema es tener dinero como sea. Hay un viejo dicho paisa que dice:" Mijo trabaje honestamente para tener dinero; pero si no puede tener dinero honestamente, trabaje". Los colombianos hemos reducido el problema de felicidad a una palabra: Dinero. Desde pequeños a los niños se le dice: "¡Avíspese!", eso significa lograr los objetivos propuestos como sea. La ética en Colombia se ha simplicado a lo siguiente: tener dinero es bueno, ser pobre es malo. En medio de esto, la cultura, el arte, la educación, la política, la economía, se han supeditado a estos valores utilitaristas. Esto ha llevado al surgimiento de la denominada cultura mafiosa en nuestro país, donde individuos sin escrúpulos se han enriquecido a costa del tráfico de droga y de la corrupción. Nuestro país no ha podido salir de la violencia y de la pobreza debido a esta falta de auténticos valores, nuestra sociedad esta enferma porque está carente de acciones e ideas que lleven al bien, a la prosperidad, a la paz, a la justicia, y a la honestidad.
Desde hace varios años soy profesor universitario, y en mis clases he podido conocer estudiantes buenos, aceptables, regulares y malos. Sin embargo, como yo les digo a los alumnos, no me importa que todos saquen la mejor calificación o que saquen la peor, lo que realmente me enfada es la mentira, el fraude y la falsedad. Desafortudamente se han presentado en mi clases este tipo de situaciones que para muchos son algo normal. Para mí no lo debe ser. Como profesor es evidente la falta de entusiasmo y de compromiso con el conocimiento por parte de muchos estudiantes, independiente de si mi clase es aburrida o no, o si yo soy un profesor aburrido o no. El caso es que los profesores a veces nos sentimos como locos gritando en el desierto. En una sociedad donde el consumismo, la estupidez, el dinero fácil, los placeres exagerados, y la pendejada, son moneda corriente, los que estimulamos valores como el estudio y el pensamiento nos sentimos fuera de contexto. Nos sentimos nadando contra la corriente. Nos sentimos "out". Lo "play" es alcagüetiar la pereza del alumno, la falta de valores del alumno, la superficialidad. Los profesores que no lo hacemos somos temidos por el alumnado, y se nos cataloga de "anticuados" o de "cuchillas". Los profesores entonces toman posiciones peligrosas para lograr ser populares dentro de sus estudiantes, y empiezan a cohonestar con la falta de disciplina y de valores constructivos.
Es necesario reflexionar en Colombia sobre este aspecto. Tenemos que reevaluar el tema del contenido de la educación, y pensar menos en el "costo" de la educación. ¿Qué ganamos con formar ingenieros bilingües? Los hermanos Nule son ingenieros y son bilingües, por ejemplo, lo que muestra que el problema no es saber inglés o estudiar tecnología, el problema es de valores, el problema es el contenido de la educación en cuanto a promover acciones para el bien.
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