La Asamblea General de la Organización de Estados Americanos resolvió aceptar nuevamente a Cuba en el seno de la institución. Estados Unidos convalidó la decisión de la asamblea y está a la expectativa de la decisión de Cuba.
En 1.962 bajo la presidencia de J.F Kennedy el país isleño fue expulsado de la OEA. Eran épocas de tensión militar y política, la guerra fría estaba en un punto álgido, y América Latina se encontraba entre la espada y la pared ideológica. La Casa Blanca buscaba impedir que más países se adhirieran al movimiento marxista-leninista que promovía Cuba, y que si duda alguna se alineaba con las directrices de la URSS.
Cuba permaneció al margen de esta organización por más de cuatro décadas, Estados Unidos ha endurecido sus políticas hacia la isla en las épocas de Bill Clinton y George W. Bush, aunque en la era Obama se espera una situación mucho más relajada.
Precisamente la decisión de la asamblea de la OEA se da durante la presidencia de Barack Obama, un demócrata que ha prometido cambiar muchas posiciones políticas de su país hacia el mundo.
Cuba no ha sido la excepción en la agenda del nuevo mandatario estadounidense, hace algunas semanas el presidente afroamericano permitió la flexibilización de restricciones contra Cuba.
Estados Unidos ha sido el principal contradictor del país isleño, el modelo de desarrollo socialista-comunista ha generado el rechazo de varias administraciones norteamericanas. La guerra del país de Norte contra el gobierno de Fidel Castro ha sido implacable, y ahora que Raúl Castro asume formalmente el mando las cosas parecen hacia futuro menos complejas.
La administración Obama busca un acercamiento hacia Cuba, pero pone como condiciones que haya mayores aperturas democráticas en el régimen.
Los hermanos Castro no quieren volver a la OEA, dicen que ésta es una organización pasada de moda y de la época de los dinosaurios. Sin embargo, aceptaron con júbilo la decisión de la asamblea de esta institución hemisférica.
La OEA ha sido importante en el tema de la defensa de los derechos humanos a través de la Corte Interamericana, pero ha sido muy ineficaz a la hora de ayudar a solucionar conflictos entre Estados, como ocurrió en el año 2.008 durante la pelea de Colombia con Nicaragua, Venezuela y Ecuador.
La OEA parece un organismo sin dientes, muy dependiente de Estados Unidos, y sin peso político en el contexto interamericano. Cuba le ha dicho todo esto en su cara a la institución. Por eso no quiere volver, no le interesa, Fidel Castro aplastó toda posibilidad de reingresar a la OEA, y su hermano Raúl está mas interesado en nuevas perspectivas políticas como el ALBA, donde Venezuela sin duda alguna manda la parada por el tema del petróleo.
Estados Unidos también quiere abrir sus perspectivas con Cuba, lo que obedece a un interés netamente económico y comercial, ya que el sur de ese país se beneficiaría enormemente al tener un mercado como el cubano.
El futuro es incierto sobre la política cubana, ya que Raúl Castro parece menos inflexible que su hermano en el tema de la apertura, pero hasta ahora no ha mostrado muchos indicios de querer esa apertura.
Por ahora Cuba se alegra con la decisión de la OEA, pero en la práctica no le interesa volver a esa institución, Estados Unidos sigue a la espera de reformas democráticas en la isla, y Latinoamérica queda en suspenso con la posición de los dos países en confrontación.
En 1.962 bajo la presidencia de J.F Kennedy el país isleño fue expulsado de la OEA. Eran épocas de tensión militar y política, la guerra fría estaba en un punto álgido, y América Latina se encontraba entre la espada y la pared ideológica. La Casa Blanca buscaba impedir que más países se adhirieran al movimiento marxista-leninista que promovía Cuba, y que si duda alguna se alineaba con las directrices de la URSS.
Cuba permaneció al margen de esta organización por más de cuatro décadas, Estados Unidos ha endurecido sus políticas hacia la isla en las épocas de Bill Clinton y George W. Bush, aunque en la era Obama se espera una situación mucho más relajada.
Precisamente la decisión de la asamblea de la OEA se da durante la presidencia de Barack Obama, un demócrata que ha prometido cambiar muchas posiciones políticas de su país hacia el mundo.
Cuba no ha sido la excepción en la agenda del nuevo mandatario estadounidense, hace algunas semanas el presidente afroamericano permitió la flexibilización de restricciones contra Cuba.
Estados Unidos ha sido el principal contradictor del país isleño, el modelo de desarrollo socialista-comunista ha generado el rechazo de varias administraciones norteamericanas. La guerra del país de Norte contra el gobierno de Fidel Castro ha sido implacable, y ahora que Raúl Castro asume formalmente el mando las cosas parecen hacia futuro menos complejas.
La administración Obama busca un acercamiento hacia Cuba, pero pone como condiciones que haya mayores aperturas democráticas en el régimen.
Los hermanos Castro no quieren volver a la OEA, dicen que ésta es una organización pasada de moda y de la época de los dinosaurios. Sin embargo, aceptaron con júbilo la decisión de la asamblea de esta institución hemisférica.
La OEA ha sido importante en el tema de la defensa de los derechos humanos a través de la Corte Interamericana, pero ha sido muy ineficaz a la hora de ayudar a solucionar conflictos entre Estados, como ocurrió en el año 2.008 durante la pelea de Colombia con Nicaragua, Venezuela y Ecuador.
La OEA parece un organismo sin dientes, muy dependiente de Estados Unidos, y sin peso político en el contexto interamericano. Cuba le ha dicho todo esto en su cara a la institución. Por eso no quiere volver, no le interesa, Fidel Castro aplastó toda posibilidad de reingresar a la OEA, y su hermano Raúl está mas interesado en nuevas perspectivas políticas como el ALBA, donde Venezuela sin duda alguna manda la parada por el tema del petróleo.
Estados Unidos también quiere abrir sus perspectivas con Cuba, lo que obedece a un interés netamente económico y comercial, ya que el sur de ese país se beneficiaría enormemente al tener un mercado como el cubano.
El futuro es incierto sobre la política cubana, ya que Raúl Castro parece menos inflexible que su hermano en el tema de la apertura, pero hasta ahora no ha mostrado muchos indicios de querer esa apertura.
Por ahora Cuba se alegra con la decisión de la OEA, pero en la práctica no le interesa volver a esa institución, Estados Unidos sigue a la espera de reformas democráticas en la isla, y Latinoamérica queda en suspenso con la posición de los dos países en confrontación.
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